12 enero, 2008

Ángel González

ME BASTA ASÍ

Si yo fuera Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso;
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando -luego- callas...
Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta.

Hoy ha muerto Ángel González. Yo ya llevaba unas horas triste antes de conocer la noticia.
En una ocasión, hace ya algún tiempo le escuché decir: Para vivir un año es necesario morirse muchas veces mucho.
Hoy Él se ha muerto una sola vez y nosotros vamos a vivir muchos años mucho gracias a todos los poemas que nos ha dejado escritos.
Ángel González, creo en ti, eras, me bastaba. Ya no se oyen constelaciones.
Te voy a echar mucho de menos.

10 comentarios:

innes dijo...

Estamos de luto. Debería haberse quedado un poco más.

Mariano Zurdo dijo...

La blogosfera se ha llenado de sus poemas, de sus pensamientos y de vacíos que ha ido dejando y que en breve se irán llenando de nuevo, precisamente con sus poemas y con sus pensamientos.
Besitos/azos.

Pablo.- dijo...

Suena distinto hoy este poema. Tu voz lo hace más intenso, y lo carga de sentido de la eternidad.

Una eternidad hecha de instantes ("hoy ha muerto") esparcidos por el tiempo ("te voy a echar mucho de menos"). Mientras sigamos sintiendo sus palabras teñidas de sensaciones nuevas, él sigue escribiendo. Y hoy es HOY, todos los días.

Anónimo dijo...

En mi mundo no se ha ido, ni se va a ir. Lo tendré tan presente como siempre. Este es uno de mis poemas favoritos. Gracias por recordármelo!

Adúlter dijo...

Nos quedan los versos...que es lo que la mayoría tuvimos siempre. Al de carne y hueso..., lástima, perdimos la oportunidad de conocerlo. Y la pena, claro.
Sigue bien, princesalata.

begusa dijo...

no sólo era, sino que es. y lo que es más, será cada vez que algún ignorante (como yo) vea su nombre y decida descubrir sus letras.
salu2

coco dijo...

Yo creo en ti. Eres. Me basta.
Y creo tanto en los que han sido.

(Momento de manta y sofá) Ven, que te mimo.

princesadehojalata dijo...

La sensación, ahora que ya han pasado unos días, es de que se NOS ha muerto Ángel González. Se ha ido y se ha quedado. No olvidaré de la primera y única vez que lo ví, hace ahora un par de años, en la feria del libro de Madrid. Primero en su caseta, donde emocionada y con las piernas un poco como temblando, me firmó su antología Palabra sobre palabra. La segunda vez, en una terraza, también en el retiro, horas después. Yo leía ensimismada y sonriente su libro mientras él se tomaba un cubata en la mesa de al lado.
Innes, Balcius, Adúlter, Mariano, Begusa Coco, ya sabeis que creo en vosotros. Igual lo que no sabeis es hasta qué punto. Besos.
También para Deka, gracias por la visita.

princesadehojalata dijo...

Si, ahora ya podemos decirlo: ha pasado un Ángel.

Sigamos adelante.

Alex dijo...

Sobre todo me gusta esta parte:

si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico
Murió sin hacer ruido, como muere la gente que realmente merece la pena.