El título en sí ya era sugerente así que decidí acercarme. Lo que ví entonces me entusiasmó.
Hablo de una instalación que estaba casi escondida en un rincón del segundo piso del museo Guggenheim de Bilbao. Hacía calor y yo escapaba de algo. Y ésto es lo que encontré:
Una habitación pequeña, sin ventanas, empapelada de pósters y anuncios. A un lado una cama. En el centro unos zapatos y una tabla de madera con muelles y correas. Todo cubierto de polvo, escombros y silencio. En el techo un agujero. Junto a la instalación este texto: Héroes de la cotidianeidad. El pasado viernes en la ciudad X, el individuo Y, impulsado por su idea de que el espacio está formado por capas de energía que se distribuyen como las capas de una cebolla y con el firme convencimiento de que quedándose anclado en una de esas capas llegaría a encontrar la felicidad, se catapultó a través del techo de su edificio para alcanzar el paraíso. En su cuarto quedaron sus zapatos y un agujero en el techo, prueba de que logró salir. Se dice que nunca más se ha sabido de él, con lo que su operación parece que resultó un éxito. Opinión de un vecino: “Puede que realmente haya volado. Esas cosas pasan.”
Apunté en mi libretita de hormigas: Ilia Kabakov, buscar en google.
Hablo de una instalación que estaba casi escondida en un rincón del segundo piso del museo Guggenheim de Bilbao. Hacía calor y yo escapaba de algo. Y ésto es lo que encontré:
Una habitación pequeña, sin ventanas, empapelada de pósters y anuncios. A un lado una cama. En el centro unos zapatos y una tabla de madera con muelles y correas. Todo cubierto de polvo, escombros y silencio. En el techo un agujero. Junto a la instalación este texto: Héroes de la cotidianeidad. El pasado viernes en la ciudad X, el individuo Y, impulsado por su idea de que el espacio está formado por capas de energía que se distribuyen como las capas de una cebolla y con el firme convencimiento de que quedándose anclado en una de esas capas llegaría a encontrar la felicidad, se catapultó a través del techo de su edificio para alcanzar el paraíso. En su cuarto quedaron sus zapatos y un agujero en el techo, prueba de que logró salir. Se dice que nunca más se ha sabido de él, con lo que su operación parece que resultó un éxito. Opinión de un vecino: “Puede que realmente haya volado. Esas cosas pasan.”
Apunté en mi libretita de hormigas: Ilia Kabakov, buscar en google.
9 comentarios:
Qué increíble instalación! Ya sabes todo lo que me gusta el arte, me encantaría poder verla! Gracias por dármela a conocer, princesita.
La instalación formaba parte de la mega-exposición ¡RUSIA! que estuvo en Bilbao hasta mediados de septiembre. No sé si tendrán previsto exponerla en otras ciudades, a ver si tienes suerte, merece la pena. Recuerdo otra video-instalación que se titulaba "Lenin revolviéndose en su tumbre". También era divertida. Un beso, piececitos.
tumba, Lenin revolviéndose en su tumba.
Es una magnífica parabola de una realidad posible. Lástima que este tan lejos y no tenga hambre de viajes.
Siempre es un placer para mi recibirte en mi Jardín, ya lo sabes.
Te pido un pequeño favor, entre en este link y deja tu comentario junto con tu voto. Muchas gracias.
http://www.thebobs.com/index.php?w=1158924582886151YTQBVXOY
¡Qué suerte la del ciudadano Y! Lo más que he conseguido, en ocasiones, es atravesar el suelo hundido en la miseria, hasta alcanzar el mismito centro de la Tierra. Son cosas que, a veces, también pasan.
¡Feliz viaje, Princesiña..! Un beso.
Para noviembre andaré por Goierri, intentaré hacer una escapada al Guggenheim, 100% Africa seguro que es alucinante.
Bsos.
Esas cosas pasan.
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