10 julio, 2011

Llámame por tu nombre

He leído estos días la segunda novela de André Aciman, autor que ya me fascinó con su Ocho noches blancas. Ha sido un libro leído en la distancia, a medias con Angéline, como hacemos de vez en cuando porque leer juntas nos hace sentirnos más cerca y eso nos hace felices.
Y he pensado mucho mientras leía la novela en los huecos, a veces tan grandes, que están presentes en el amor. La distancia física y la otra. Siempre es la otra. Ése pensar en el otro cuando no está. Y comprobar los recuerdos. El día en que apagaste una vela. Comprobado. Tu baile sexy en la cocina. Comprobado. La suavidad de tu pelo. Comprobado. Nuestros pies jugando en la bañera. También comprobado. Comprobar una, dos, mil veces aquella conversación o recordar un silencio, sostener el recuerdo cuando ya ha empezado a doler durante un segundo más, y otro y otro. Comprobar que has podido aguantarlo y no te has roto. Porque ya no te rompes al recordar. Me gustaría que lo supieras. Ya no me rompo.

"En tu situación, si hay sufrimiento, domínalo, y si queda alguna llama, no la apagues, no seas cruel. La ausencia puede ser algo terrible si nos mantiene despiertos toda la noche y ver cómo alguien nos olvida antes de lo que hubiésemos deseado no ayuda (...) No sentir nada por miedo a sentir algo es un desperdicio." Página 249

Llámame por tu nombre. Ondulante. Ponerse la ropa del otro para ser el otro. Las vidas paralelas. Saber casi de repente que cada amor tiene su hueco, que los amores no se solapan ni uno borra el anterior, porque también es mentira eso de que un clavo saca otro clavo. Y además es una frase tan fea. Comprobado.

"La mayoría no podemos evitar vivir como si tuviésemos dos vidas, una es la maqueta a escala y la otra es la versión final y luego están todas las adaptaciones intermedias. Pero sólo hay una, y antes de que te des cuenta, tienes el corazón gastado (...) Ahora sientes pena. No envidio ese dolor. Pero sí envidio que puedas sentirlo ahora." Página 250.


Condensar un libro en dos páginas, como se condensa el amor en un gesto. Comprobar el gesto. Ratonerías sin fin a tu vuelta.

15 comentarios:

Kim dijo...

Me apunto el libro para próximas lecturas. Como siempre, gracias Princesa.

princesadehojalata dijo...

Hay que leerlo en verano bajo el sol. Ocho noches blancas, sin embargo, es más de invierno en ciudad. Creo que te gustarán los dos, tal vez te sientas más identificado (como yo) con Ocho noches blancas.
Me encanta cómo estás escribiendo ultimamente. Sigue!!

Angéline dijo...

Y ahora cuando lea esta frase "¿Tu mejor momento?".. pensaré con rapidez en la pared de la via Santa María dell'Anima pero también en el melocotón partido, en la mirada intensa, en no querer que algo de él se muera sino que pase a la vida, su vida, la paralela.

Tienes razón, a ver cómo se condensa este libro en un post de blog. Yo lo intentaré de todas formas, y si no es uno, son los que sean. Te quedó precioso, la complicidad de Aciman ¿a que es estupenda? Es un hermanasensaciones nato. Añado una cita del libro "Dos palabras suyas y veía cómo mi apatía llorosa se transformaba en un jugaré a lo que tú quieras hasta que me pidas que pare[..]porque me gusta hacer cosas para ti, haría cualquier cosa por ti, tan sólo pronuncia la palabra.."

Me gusta mucho leer contigo, Princesiña, Zwischen Immer und Nie, por ti en silencio, en Coruña,un lugar de Galicia, en esta década 11-07-11 Un beso

Elena Casero dijo...

No lo conocía. Pero es una buena recomendación para el verano.

Un abrazo,

francisco aranguren dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
francisco aranguren dijo...

Siempre puede pasar de todo, aún cuando parezca que ya todo ha pasado. Especialmente cuando parece que ya todo pasó. Entonces es cuando puede que pase lo más importante. Cuando menos te lo esperas. Un beso.

innes dijo...

Voy a ser simple:

¡Escríbenos algo!

No te parezcas a mí. No nos dejes.

Angéline dijo...

Sshhhmmmuuuaakkkkk!!!!! Muchos durante el día, ya de hoy.

francisco aranguren dijo...

¿Donde te metes? No puedo solo con todo esto

francisco aranguren dijo...

Llega el otoño y los días se acortan, oscurece antes, todo parece más lento. Espera. Cambio. Cuarteles de invierno. Se te quiere. Innes y Pachi...et alter

coco dijo...

¿En qué gesto condensarías tú el amor?

alex dijo...

Comeré aguacate si es necesario hacerlo para que vuelvas a escribir. A las ratonerías no renunciaré. Ni a los besos mañaneros, ni a la conquista de cumbres que lo son o no. No pienso dejar de acariciar tu nariz, como tampoco entra en mis planes dejar de posar mi cabeza en tu pecho. Te llamaré por tus nombres (tienes dos) cuando no estés cerca. Y vendrás, e iré. Punto intermedio de fuga con reparto de gominolas a domicilio.

¡¡Escribe ya!!

Anónimo dijo...


Mier-coles de ceniza del 27/2-XIII


_Lalalaraaa!!!


- LaRita... Barro -micasita!!

Unknown dijo...

Yo acabo de terminar el libro y estoy exhausta y un poco deprimida. La novela es tan intensa y especial, jamás he leído un romance así y me pregunto ¿ahora que? Sinceramente animo a todos a leerlo aunque cuando termines el libro tengas unas ganas incesantes de irte a Italia y llorar fuertemente mientras la estatua de Dante te mira

Unknown dijo...

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