24 febrero, 2011

Pizarnik


Y tú me hablabas de las cebollas que teníamos que comprar, de lo caro que era el autobús hasta Barcelona; y tú me hablabas de la suciedad de los mendigos, tan inconstitucional, de esa manía que tenían en las tiendas de abusar del aire acondicionado. Y yo sólo te hablé una vez, citando a Pizarnik. Cómo decir con palabras de este mundo que partió de mí un barco llevándome, te dije. Y en ese momento una chica que caminaba delante de nosotros se giró y dijo: ¡Es un verso de Pizarnik!; y sin decir nada más siguió caminando y tomó otra calle, a la derecha o a la izquierda, no lo sé, pero quizá hubiera sido importante prestar atención a ese detalle, saber hacia dónde fue, pienso ahora, cuando levanto la cabeza -hubiera sido importante- y te veo tumbada en el sofá, sabiendo que quizá no me odies, pero que yo ya te doy igual.


de Yo mataré monstruos por ti

6 comentarios:

Cisne Gaseoso dijo...

Yo pude haber sido esa chica que reconocía un verso de Pizarnik...Alejanda, la suicidada, aquella que extendía su orfandad sobre la mesa, como un mapa o mantel. Contando norte y sur, donde no habia nada...los que están ya no me esperan, decía.
Pude...pude haber sido esa chica, pero no hubiera dicho nada. Me hubiera bastado pensar: Alguien que tal ve lee a Pizarnik, esbozar una sonrisa, seguir caminando.

No, no hubiera dicho nada al oír el verso, pero hubiera pensado en Alejadra una vez más.
Una vez más.

innes dijo...

La realidad nunca es tan poética. Salvo excepciones.

TRoyaNa dijo...

Esa escena bien podría haber sido rodada por Woody Allen,no crees?
bss

Angéline dijo...

A mí me ha gustado lo de intentar hablar con palabras de este mundo. De este mundo.. ¿cuál de todos..?

Un beso, Princesiña.

Alex dijo...

Preciosa microhistoria. El azar, ya sabes lo que pienso, no existe. Los asteroides esperan millones de años para chocar contra otro. Mientras tanto, escriben su historia.

La lecutra de la Pizarnik me perturba severamente :S No sé si para bien...

princesadehojalata dijo...

EL CAMINO NO ELEGIDO

Dos caminos salían de aquel bosque amarillo,
y triste por no poder caminar por los dos,
y de ser un viajero tan solo, uno solo, largo rato
me detuve, y puse la vista en uno tan lejos como pude
hasta donde torcía, oculto en la maleza.


Después pasé al siguiente, tan bueno como el otro,
siendo posiblemente la mejor elección
pues lo cubría la hierba y ansiaba ser usado;
aunque hasta allí lo mismo cada uno
los había gastado el pasar de las gentes,

y los dos igualmente en aquella mañana
se encontraban cubiertos por hojas aún intactas.
¡Ah! ¡El primero de ellos mejor para otro día!
Aunque sabiendo cómo se suceden las cosas,
dudo si alguna vez debo regresar.

Debería estar diciendo esto con un suspiro
que durara una eternidad y después algo más:
dos caminos salían de un bosque, elegí...
elegí el menos transitado de ambos,
y eso es lo que ha supuesto toda diferencia.

Robert Frost