En 1978 el escritor Georges Perec publicó Je me souviens, un libro compuesto por más de cuatrocientas frases que comienzan con las tres primeras palabras del título: Je me souviens...(Yo me acuerdo...). "Me acuerdo de que mi tío tenía un CV11 con matrícula 7070RL", "me acuerdo de Zatopek", "me acuerdo de Xavier Cugat". Más que un libro se trata de un experimento literario en el que se invita al lector a participar y para ello hay al final del libro unas páginas en blanco donde cada uno puede escribir sus propios recuerdos. Escribir recuerdos.
Juan Bonilla colecciona ejemplares de estos libros, se podría decir entonces que colecciona recuerdos. De los suyos, me quedo con éste: "me acuerdo de todos los años que me diste aquella noche". Bonilla escribe en su página web: "Georges Perec quiso darnos una lección con su libro tan aparentemente banal y a la vez tan absoluto, tan poca cosa y a la vez tan inalcanzable, tan abierto a los otros y a la vez tan personal, tan interminable y a la vez tan imposible de comenzar. Reduciendo su memoria a una pila de frases sin atractivo literario, nos enseñó que la literatura en esencia es eso: ofrecer memoria, invitar a hacer memoria, compartir recuerdo, añadir recuerdos a la bolsa donde guardamos todos los "me acuerdo" que son nuestra vibrante necrológica, que nos hacen ser quienes somos, criaturas que se diferencias apenas en el hecho de que uno se acuerda de los muslos de Leao y otro de las piernas veloces de Zatopek"
Yo me olvido del día en que fui a una tienda a comprar lágrimas porque las mías se me estaban acabando. Me olvido de que cuanto más me abrigaba, más frío sentía. Me olvido todos los días, es un recuerdo que tengo perdido.
17 comentarios:
No conocía los Je me souviens de Perec. Los recuerdos, en mi opinión, no hay porque desecharlos, es bonito coleccionarlos, como las fotos de la infancia, pero no debemos estar todo el día pendientes de ellos. Yo también he ido alguna vez a comprar lágrimas... Besos
Ignoraba el libro de Perec, pero me ha recordado el comienzo de la biografía de Mastroianni, que en su día puse en mi blog:
http://desconvencida.blogspot.com/2007/10/recuerdo.html
Yo me quiero olvidar. Pero recuerdo.
Además del libro de Perec, también es muy recomendable el libro de Bonilla del mismo título. Tiene un par de historias para recordar.
Ese cuento de Bonilla me encantó, y creo que te gustaría ‘Nosotros los solitarios’ un libro con recopilación de cuentos, la mayoría, muy buenos, que sacó Pre-textos para su, creo, 25 aniversario. Yo lo he prestado y no, no se me olvida;-)
Un abrazo
mmm... pero es que los recuerdos cambian con el tiempo, con las vivencias de cada presente etéreo ¿no crees?
Besos.
Estoy de acuerdo nosurrender. El recuerdo es de las cosas (cosas?) más subjetivas que existen. Como su consistencia es líquida, se cuela facilmente, en cuanto encuentra una grieta.
Capri, y qué pasa cuando, como le sucede a losviajesquenohice, no te olvidas de olvidar?
Tarta, Olvido, recomendaciones apuntadas (creo que "Nosotros, los solitarios" lo leí, pero por lo visto..lo he olvidado!).
Desconvencida, voy a ver esa entrada.
Besos.
me acuerdo de todos los jueves que sueño que opero a un árbol al que le pica la oreja izquierda...jaja
Los recuerdos conviven constantemente con nosotros, en el momento en que hablamos de algo o de alguien, con amor, con simpatía o desasosiego. El pasado ha creado nuestro presente y este a la vez construirá nuestro futuro.Sin los recuerdos, nada de esto sucedería.
Besos presentes.
Yo a veces tengo la sensación de inventarme mis propios recuerdos.
A veces también, me los invento a propósito para después escribirlos, como haces tú, tan bien por cierto...
Y está bien que te olvides, y que la huella la compongan experiencias dignas de recuerdo. Un beso.
Nunca me olvido de olvidar... aún recuerdo cuando tenía miopía... Princesa, gracias por los ánimos, todo salíó genial, ahora tengo un par de ojos nuevos para ver el mundo. Besos
Yo recuerdo la magia del primer comentario recibido en mi blog. El misterio de esa persona desconocida y a la vez querida, sin rostro pero casi familiar, lejana y poco o a poco íntima. Esa primera llamada se sigue siempre esperando. Un beso.
Capri, qué bien lo de tus ojos, ya no tendrás que buscar sombrillas en la playa para situarte cuando sales del agua, como les pasa a otras...
Francisco, yo recuerdo el impacto que sentí cuando leí todos aquellos recuerdos en tu blog, el Faustino, la facultad, la villavesa, la lluvia. Me impactó porque aquellos recuerdos también eran míos. Y tú tan lejos.
Angéline, tu comentario es una obligación que aceptaré encantada. Besos.
Clandestino, gracias. Ya me olía yo eso de que te inventabas recuerdos...pues te quedan muy bien. Lo importante no es inventar para escribir, lo importante es que no se note la trampa. Y a ti nunca se te nota. Me encantó el vídeo de Nápoles, también el de Venecia. Eres un artista!
Eva, besos presentes también para ti. Es curioso, hace unos días me mandaron besos con ese mismo apellido que les has puesto tú. Yo me acuerdo.
Begusa, qué decirte...tu capacidad de sorprenderme es por el momento, infinita. Un beso.
Yo soy de las que trata de olvidarlos... y me va fatal.
Cuando eres feliz olvidas todo lo demás, es cierto. Olvidas el sufriento de los malos momentos y piensas que no mereces lo que estás viviendo y en que se acabará cuando menos lo esperas. Lo piensas y sufres y haces sufrir. Ver a la otra persona no significa que ella te vea a ti.
Me encantan los pelos disparados de Perec porque son los míos. Y me encanta Zatopek, al que adoro (al hombre más que al corredor) y he dedicado dos posteos. Y recuerdo cuando mi abuelo me contaba que se reunían en torno al aparato de radio para escuchar noticias y música (Cugat). Mi madre, allás por los cuarenta, era demasiado pequeña para guardar recuerdos pero se acordaba de aquella radio enorme llena de botones.
El libro tiene más que buena pinta.
Me parece precioso que recuerdes un recuerdo de tu madre. Y que lo hayas contado aquí.
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