Arno Rafael Minkkinen es un fotógrafo finlandés nacido en 1945. Durante más de veinte años ha viajado por el mundo y se ha sacado fotos integrando su cuerpo en el paisaje, mimetizándose con él; en cierta manera completando y dando sentido a lo que veía. Allí donde ha estado, Minkkinen ha sabido VER, ha encontrado el modo de echarle un pulso a la naturaleza y ganar. Le ha devuelto al mundo más belleza de la que éste le había entregado. Aquí teneis una pequeña muestra:
Para mí lo mejor de Minkkinen son sus autorretratos con las mujeres de su vida. Fotos que nos muestran la libertad de un abrazo, que sugieren que la felicidad es bañarse en un lago de leche al atardecer. Fotos que nos dicen que es posible sostener la tristeza y que existe una forma de hacer el amor sin tan siquiera tocarse:
15 comentarios:
La penúltima foto está dedicada a Angéline, la dama de las nieves, mi hadiña. Y por supuesto, más que a nadie, a Selma, mi muleta.
Las manos son mi debilidad Princesa, el hueco de la palma es el nido perfecto para sostener un alma. Gracias por pensar en mí viendo esta belleza, tienes a tu disposición mi mundo nevado por si necesitas una lluvia de destellos a cualquier hora y la palma de mi mano guardando el calor. Un beso.
Te has adelantado. Unas fotos de Minkkinen iban a integrar un nuevo álbum en el "okupado" espacio de la difunta La lentitud... Me alegra que hayan fotografías suyas por aquí.
Me gustan las fotografías, aunque me molesta ese querer sorprendernos "a toda costa", un poco al estilo de Magritte. Ese aspecto conceptual o intelectualista (boca-túnel, por ejemplo), me resulta frío y mental. Pero tú decides mirar las imágenes de otra manera, eludes lo que pudiera resultar artificioso, y les atribuyes ese amor, ese calor humano que...es realmente tuyo, eres tú mirando la que aportas todo el significado: sostener la tristeza, amar sin tocarse. Y eso es lo que me importa más. Mientras sepas mirar así las cosas, tú eres la que nos sostienes a todos. Mientras creas en el amor seguiremos haciéndolo sin tocarnos. Un beso.
Todo es artificio. Lo que nos sostiene es el juego, el grado y las formas y maneras de complicidad o rechazo que mantenemos con él.
A mí estas fotos me parecen estupendas. No me canso de mirarlas y siempre descubro algo distinto. Gracias, Princesa, por descubrírmelas.
Y estoy de acuerdo con Javazquez. Lo que dices es muy importante.
Yo estoy de acuerdo con Javazquez (J.,dijiste que ibas a ser, no?) sin rechazar tampoco la propuesta de hacer el amor sin tocarse. Mirándose. Escribiéndose. Durmiendo el sueño del otro. Así también se puede. Todo es complementario, no hace falta excluir nada, no hay que elegir. Y que conste que de todo, de todo, de todo, lo que más me gusta es besar y acariciar.
El tacto es un monólogo silencioso, una declaración. En parejas en las que uno de ellos padece una larga enfermedad, las caricias son un puntal preciso. Y aunque amar pueda parecer a veces la necesidad de sublimar una amistad no creo que un amor dure ni se sostenga si no hay atracción, intercambio, sexo y todas las locuras a las que nos lleva el cuerpo cuando somos felices. Esto me vale para juventud-madurez-vejez, tómese en cada una la intensidad y forma que se necesite. Y que conste que admito también ese punto de vista etéreo que mencionas pero sin duda me quedo con el tacto, ciego a ratos (ojos vendados, manos aventureras, corazones dispuestos) y pulso de miradas en otros. A propósito de las fotos (que tampoco yo me canso de mirar) me vienen a la cabeza palabras como “desamparo”, “desencanto” “vulnerable” “tierno”. Y que son de una creatividad pasmosa. Un besazo, Princesa y una risa tonta al oído, esas que nunca se esperan y dan tanta gracia.
Angéline, tu comentario me ha recordado a una escena de la película Azuloscurocasinegro (muy recomendable, por cierto). Era algo así: en una cama, ellos desnudos, sentados uno frente a otro, con los ojos cerrados, tocándose el uno al otro las mejillas, las orejas, el pelo, los labios, a la manera que un ciego repasa un rostro con sus manos para memorizarlo. Y mientras tando hablándose, amándose...
Unas fotografías estupensas.Realmente uno puede buscar el significado dentro de ellas. Uno puede estar también intergrado en esas manos, en esas caras, en esos cuerpos que aparecen en el paisaje. Es una forma de ver y de sentir.
Saludos
Pues de eso iba, Princesa. Tacto, oscuridad y tiempo, buenos aliados (sin despreciar esa marea baja de colores que se forma en los ojos de alguien cuando sostiene largamente una mirada, el momento lo vale).
Habláis de caricias, besos. Yo hablo (pues de fotografías se trata) de mirar: al mirar cada uno miramos de forma diferente (cada uno tenemos un mundo que proyectamos al mirar). Por eso el post me sugirió, Princesa, que tú ves de esa manera que dices. Yo, las fotos, no las veo en conceptos. Me quedo en el exterior, en la belleza, a veces en una sensación, la sorpresa. Esa es mi forma de mirar, quizás superficial, estética. Probaré a traspasar esa superficie y, desde luego, a gozar de un amor con caricias y besos.
Está muy bien eso de que cada uno miremos de forma distinta. Nos completa. "Todo lo sabemos entre todos" dijo alguien. Un beso, Gatito, Patxi.
Hermosa colección de un fotógrafo sorprendente por la naturalidad de su composición de luces y de sombras que se tocan sin mezclar identidades.
Saludos....
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